En este proyecto, nuestra meta era destacar en un contexto comercial muy concurrido.
Decidimos resaltar un bar exterior, a pesar de los desafíos de seguridad que esto conlleva. Optamos por reciclar muchos de los acabados ya existentes, realzamos otros y agregamos fibras naturales en la iluminación. Los muros, pintados con colores vibrantes, añaden un toque dinámico a este espacio. Con todo esto, hemos conseguido que este bar se convierta en una parada obligatoria en Viña del Mar.
Anteriormente, las terrazas eran un espacio cerrado. Ahora, su apertura invita a los visitantes a quedarse y exclamar: «¡OH, Margot!». Esta transformación ha hecho del lugar un destino ineludible que capta la atención y el interés de todos los que pasan por ahí.